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Lo esencial es Invisible a los Ojos

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20 de marzo de 2016

Me miró sorprendido, invadido de un poco de bronca pero sacándose un gran peso de encima. Cuando termine de hablar no supo que decirme. Me pidió perdón titubeando, dudando de si debía pedirlo. "No te voy a molestar" me dijo sin mirarme a los ojos, dio media vuelta y se marchó. 

Atentamente analizó cada palabra que salia de mi boca, no aparto la vista de mis labios, y sus ojos lanzaban un destello de vergüenza. Me dijo que nunca había intentado lastimarme, y que si alguna vez lo hizo no se había dado cuenta, que yo también le gustaba, pero que no podía arriesgarse por nadie en este momento. Que estaba de acuerdo con no vernos por un tiempo. Me dio un beso en el cachete, y se fue. 

Escuchó sin poder creer mi discurso. Me dijo que lamentaba haberme lastimado, que se disculpaba por su cobardía, por haber dejado que exista la posibilidad de perderme. Me dijo que yo también le gustaba, pero que nunca se hubiera imaginado que yo sentía lo mismo. Lentamente deslizo sus manos sobre mi cara, se acercó y me besó. 



Que cualquiera fuera su respuesta me sacaría esta mochila que tanto me pesa, esta incertidumbre que llevo encima hace seis años, y esta pena que me recorre cada día el cuerpo desde ese jueves de Julio. Que perderte me aterra, no volver a sentir uno de tus besos me destroza, y no tener otra oportunidad de regalarte mi amor me desespera. 
Que podría seguir esperando por vos toda mi vida, si no me siguieras lastimando en el camino. Que te quiero, y por eso hoy te lo digo, sin saber que me espera luego.


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