Y perdí mi juego, este en el que yo impuse las reglas, en el que no deje que propusiera ningún cambio, y aceptaste a pesar de tu descontento.
Perdi, y como mala perdedora no me perdonaría el caer delante tus rodillas.
Olvidemos que hay alguien más en este lugar, cualquier compromiso, no es necesario hablar.
Sólo te pido una caricia que me refresque la mente, un beso para mi colección de recuerdos.
Esta historia es tan larga que no logró juntar cada pedazo, ni encontrar el valor para enfrentarme a esto que me esta pasando.
Sos un desastre en la vida, y sin embargo no encuentro a nadie más que se complemente tanto con la mía.
Una sonrisa, un beso y una caricia.
Una palabra, un paso y una noche entre tus brazos.

Mirarte fue como ver a un fantasma, más raro se me hizo verte y luego de quererte tanto tiempo no sentir nada. Ni odio, ni cariño, indiferencia, como ver a un desconocido.
Lo que necesitaba para cerrar este ciclo, confirmar que si alguna vez dude en todavía sentir algo, toda duda fue descartada.

Besarte fue volver a tener 16 años, y tocarte una de mis cuentas pendientes.
Pasa el tiempo y más creo que hay personas destinadas a seguir encontrándose en su camino. Que todavía deben quedar momentos por vivir, y cosas por sentir si la casualidad decidió cruzarnos de nuevo. Fue casi como un viaje al pasado, para darme cuenta de cuanto los dos habíamos cambiado, que a pesar de haber dejado pasar tanto tiempo hay cosas que todavía no podemos evitar. Y esas pequeñas cosas que quedaron, no me dejaron sacar de mi cabeza ese momento, que se repite y se repite constantemente como el comienzo de una nueva película.

Que haberme cruzado a los dos no puede ser una simple coincidencia. Hay personas que necesitaban un final, y otras una nueva oportunidad.