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-Dilo. En voz alta
Se miran a los ojos, pequeños chocolates los de ella, trozos de caramelo los de él. Se acercan aún mas en la cama, sin tender y con la manta a punto de caerse al suelo. Su labios quieren, se enfrentan, tan al tocar como el fuego y la dinamita. Explosión de sentimientos.
- No intentes controlar mi corazón.
- No evites aquello con lo que no se puede luchar.
- Puedo acabar contigo, puedo hacer que desaparezcas, reducido a cenizas que jamás nadie encontrará. Morirás, y toda esta guerra habrá terminado.
- Ya lo hizo. Acabarías conmigo, pero jamás olvidarás esta noche. Nos encendimos. Tus rayos, mis truenos. Hemos sembrado una tormenta eléctrica, un amor permanente que lo destruye todo. Mira esta cama! (Sonríe) Mi alma es tuya, si quieres.
- Mis sentimientos no son nada mas que cosas tontas del tiempo. ¿Yo, sentir necesidad de alguien? No estoy hecha para eso. Jamás creí. Abrázame, bésame, pero mis ansias de matarte seguirán siendo las mismas. Tú alma ya la tengo, pero necesito algo más. Y lo sabes. 
- Solo te pido que me lo digas, mirándome a los ojos. Porque sé que es verdad. Una sola vez, y seré tuyo. Para el resto de la existencia, para toda la eternidad. Una sola vez.
- Te quiero.