Y la sensación de escapar vuelve a aparecer.
Quizás nunca se fue del todo.
Tal vez no escape de lo que realmente necesitaba.
Nueva ciudad, idioma, trabajo y amor.
Que más?
Todos me miran y yo no encuentro a nadie.
En esta tierra fría y observante. Aguardando mi próximo tropiezo, para que comiencen las risas.
El sol no brilla tanto de este lado del mundo.
Hoy desperté y todavía sin abrir los ojos sentí tu nariz húmeda en mi nuca, y el calor de tu cuerpo en mi espalda.
Pude escuchar la tranquilidad mezclada con el transito, los sorbos del mate con los pájaros piando.
El sonido del sueño y el sol intentando entrar por mis ojos pesados.
La pared fría aliviandome del calor de Enero y las sabanas de princesas enredadas en mis piernas.
Por un segundo el flash de algún sábado pasó por mi cabeza. Sentí las pestañas pegadas del rimmel de anoche junto a mi perfume mezclado con cigarrillo.
Abrí los ojos y la cama era grande, quizás demasiado. Aun siendo las 7 de la mañana el sol todavía se escondía. Quizás no le gusta salir por acá, y por eso no es el mismo.
Ni mi pelo ni mi piel brillaban. La ropa era la misma que ayer, que la semana pasada y el mes anterior también.
Me levanté y no tenía planes para el fin de semana ni amigos para ver.
Durante todo el día pensé en amores pasados, esos que fueron, aquellos que no, esos que todavía están en una lista de pendientes y los que jamás pasarán.
Imaginé nuestro reencuentro y miles de escenarios. Desde los mas dulces a los mas catastróficos.
Adrián, tengo miedo de que me olviden.
Tengo miedo de perderlo todo.
Que cada nuevo paso y cada nuevo paisaje, vaya borrando alguno anterior.